Escuché la primera vez del viaje de peregrinación a Santigo a los 16 años, durante un período díficil de mi vida. Aunque quise, no pude caminar allá, pero durante largos períodos del tiempo el deseo no me abandonó nunca. Cuando decidimos viajar a Santiago este año, estuvo evidente que deberíamos ir en coche a causa de mi minusvalidez. Para mí no tener el poder caminar allá estuvo muy duro, pero pensé que ir en coche sería mejor que no ir generalmente. No soy cristiano, pero quise descubrir qué el viaje haría conmigo.
Lamentablemente mi esposo solo tuvo 14 días para viajar a Santiago y a vuelta. Por eso no pudimos quedarnos unos días en cada lugar y cambiamos los hoteles todos los días. Estuvo mucho estrés, pero vimos muchísimos lugares maravillosos y cruzamos con gente amable.
Para mí la mejor experiencia estuvo recibir la Compostela en Santiago. Antes no supe que toda la gente en sillas de ruedas recibela si va solo un kilómetro en el camino de Santiago. Es un simbolo que me dice: puedes más que piensas!